La llegada a Ferrol aparece en esta Vuelta 2012 como un
islote en mitad del Pacífico. En todas las direcciones, etapas decisivas en la
carrera, salvo este perfil accidentado pero accesible para los profesionales,
sin ningún alto puntuable, pero con un final que guarda una memorable página en
el recuerdo del ciclismo aragonés.
No fue su ni su mejor ni su inaugural victoria en sus años
de profesional, pero quizá sí, la más sorpresiva. Un mes de agosto como este
hace, casi dos décadas, Fernando Escartín ganaba al esprint en Ferrol una etapa
de la Volta a Galicia. Corría el año 1993, Escartín cumplía su tercera
temporada como profesional y ya había estrenado su palmarés ese año con una
victoria en el Gran Premio de Náquera, una pequeña carrera de un día que se
situaba en el inicio de la campaña, alrededor de la por entonces prestigiosa
Vuelta a la Comunidad Valenciana. El ciclista de Biescas comenzaba a colgarse
galones dentro de su equipo, el Clas-Cajastur, pero aún no era, ni mucho menos,
uno de los cabezas del conjunto de Juan Fernández. Esa Vuelta a Galicia había
quedado marcada por la victoria de Hampsten en Cabeza de Manzaneda y la cómoda
ventaja que llevaba antes de partir hacia Ferrol en la última etapa. El
recorrido, típicamente gallego de subidas y bajadas, y la competitividad de un
pelotón plagado de estrellas que preparaban el Mundial de Oslo hicieron mermar
el pelotón hasta el medio centenar antes de afrontar el último kilómetro. Los
líderes con buena punta de velocidad tomaban posiciones ante un esprint final
carente de velocistas puros. La meta se iba acercando y nadie se destacaba,
quizá un TVM, un Mercatone Uno...va a ganar el holandés...No! Un desgarbado
corredor del Clas-Cajastur, en una remontada espectacular por la parte
izquierda del pelotón y pegado a las vallas le había arrebatado la victoria.
¿Quién era? ¡Fernando Escartín! Gert Jan Theunisse, Francesco Casagrande o
Gianni Bugno miraban atónitos como ese enjuto corredor español les había
arrebatado la victoria y ni se habían enterado.
Esa llegada a Ferrol nos mostró un Escartín veloz en grupos
pequeños, aunque el que llegó a Ferrol en esa tarde de agosto de 1993 no lo era
tanto, y que no se prodigó en exceso a lo largo de su carrera, aunque sí dejó
ver en alguna ocasión en sus inicios en el campo profesional. Su servilismo a
sus líderes en primera instancia y su capitanía en busca de clasificaciones
generales después, taparon el espíritu 'killer' que guardaban las piernas del
ciclista de Biescas. Ferrol quedó así guardado en la memoria y el palmarés del
mejor ciclista aragonés de todos los tiempos.
Casi siempre esprint, salvo Induráin
Repasando las llegadas a la puerta de entrada a las Rías
Altas gallegas aparecen esprinters y más esprinters en su nómina, salvo el caso
de Escartín y...de Miguel Induráin. El navarro protagonizó uno de esos días que
su calidad y fuerza no quedaba encerrada en los parámetros de un programa
informático y en el que el medidor de esfuerzos se tomaba unas vacaciones. Era
una etapa corta, también de la Volta a Galicia, pero de 1995, y a mitad de
ella, en un repecho, Induráin atacó, se llevó a su rueda a Marteen den Bakker y
culminó triunfal la etapa en Ferrol. Una exhibición propia de uno de los más
grandes.
Hoy, complicado será que se repitan alguna de estas dos
efemérides y lo normal será que Degenkolb, al que ya el año pasado se apuntaba
como el sucesor de Erik Zabel, palabras muy mayores, gane su quinta etapa,
pero...cuidado con el escarpado terreno gallego, en donde nadie está a salvo de
un 'meigallo', porque sorpresas, como las meigas, haberlas haylas.
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