Con el perfil en la mano mi apuesta es clara, hoy toca serrucho, desgaste en el Tourmalet, sin más, Voeckler agonizando como siempre, parece que la bicicleta le vaya grande o que el aliento nunca le llegue, pero esa extraña fe en sí mismo lo hace querido, será como Napoleón en Waterloo, aguantará más allá de la épica. Y mientras, los gallos sacarán a pasear sus plumas, encenderán los fuegos de artificio de Luz Ardiden, no para ganar un Tour, sí para decir aquí estoy yo, Contador esperará su momento y cuando queden pocos kilómetros y después de que los Schleck se pongan a triturar tubulares con su ritmo duro y rutinario, y siempre rodilla mediante, empezará el balanceo, ese baile del sol pinteño, un compás rítmico y embriagador, un hachazo y los Schleck a remar, sólo Andy y ojalá Samuel Sánchez agarrado a los riñones de la carretera, otro hachazo y llegará la combustión, el enemigo verá la estela pero doblará el espinazo como una marioneta desvencijada. Hoy, Contador no será líder, pero ya será el Capo.
Al final, en la cumbre y con La Marsellesa de fondo, un disparo de nieve, la primera muesca.
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