El Tour del año 2008 era bastante extraño, el último ganador, Alberto Contador, no pudo participar puesto que su equipo, el Astana, fue excluido por la organización del Tour. Además Contador había ganado después de la salida de Rassmusen, una salida provocada por su mismo equipo. El ciclismo, como en los últimos años, se había visto atacado por el dopaje y andaba renqueante en busca de un dominador claro que diera orden a una carrera tras la retirada de Lance Amstrong. Así en la salida de aquel Tour del 2008 el abanico de favoritos era raro, casi un "Tour a lo walkoviak", como había sido en los últimos años. Distintos corredores habían portado el maillot amarillo antes de la llegada al Alpe d´Huez, la última etapa de montaña: entre otros el español Alejandro Valverde, Cadel Evans y el hermanísimo, Frank Shleck, que era líder aquel 23 de julio, uno de esos días en los que la épica volvió al ciclismo. Se llegaba a pie de puerto y el grupo de los favoritos incluía a Menchov, Samuel Sánchez, Evans o Valverde, más los dos hermanos Shleck, que además eran del mismo equipo, el SaxoBank, que Carlos Sastre. El avulense le dijo a Frank en la primera rampa: "Que me voy" y lo intentó, a la segunda se marchó por delante. Los hermanos hicieron amagos de ir saltando y de tirar, ya por aquel entonces corrían por su cuenta, hasta que Bjarner Riis se acercó en el coche del equipo y les ordenó dejarse de tonterías y controlar la carrera. Entonces empezó el festival Sastre, que subiendo con ritmo de campeón iba aumentando su ventaja sobre Cadel Evans. Sastre, uno de esos ciclistas de valor y fuerza, como Fernando Escartín, que siempre se quedaban a las puertas de los grandes éxitos, que acumulaban posiciones entre los diez primeros de las tres grandes vueltas, estaba empezando a acariciar su primer gran triunfo. Samuel Sánchez y después Andy Shleck saltaron tras él, pero Sastre no cedía, iba a ser su día, el más importante de su vida y Alpe d´Huez lo contemplaba. A mitad de subida ya era maillot amarillo virtual, en la meta, masticando cada segundo de ventaja, había conseguido acumular 1 minuto 34 segundos de ventaja sobre Cadel Evans, 94 segundos frente a un especialista contrarreloj, pero era el nuevo líder, el líder del Tour 2008, el nuevo campeón, Carlos Sastre, un humilde y regular escalador al que, como a todos los grandes, le iba muy bien el maillot.
Pd: la historia, queridos lectores, acaba bien. A pesar de los miedos, del temor a la crono del penúltimo día... Sastre sólo cedió 29 segundos y llegó a los Campos Elíseos como nuevo Rey de Francia.
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